En la primera semana como presidente de la nación, Bernardo Arévalo ha desarrollado algunas acciones en las cuales envía sus primeros mensajes de gobernanza, y que tiene varias interpretaciones.
Por lo menos son ocho acciones con las que el gobernante Bernardo Arévalo ha expresado mensajes políticos a sus receptores, y que son considerados como “transcendentales hacia la ciudadanía en general”, pero a su vez, a un “grupo determinado”.
Entre las decisiones que ha desarrollado en los primeros días de su mandato y que son visibles están:
- Retirar el acuerdo que brindaba la seguridad a exfuncionarios del presidente Alejandro Giammattei.
- Enviar una carta para que la fiscal general Consuelo Porras informe de ciertos temas.
- Llevar a cabo el acto de presentación como comandante general del Ejército en la Plaza de la Constitución.
- Reunirse con empresarios de EE. UU., en el foro de la Cámara de Comercio Guatemalteco-Americana (AmCham).
- Retiro de vallas del Palacio Nacional de la Cultura y de la Casa Presidencial.
- Anunciar con el alcalde de la Ciudad de Guatemala la construir de la primera línea de metro, y que también conectaría con Mixco.
- Asistir a una ceremonia maya en Kaminal Juyú.
- En la madrugada del lunes 15 de enero visitar a los alcaldes indígenas en el plantón frente a la sede del Ministerio Público en Gerena.
Estas acciones surgidas en las primeras horas y días como jefe de Estado tienen un “valor estratégico”, según la apreciación de analistas consultados, quienes hacen una evaluación sobre los primeros puntos de agenda de Arévalo.
¿Qué se lee?
El internacionalista Roberto Santiago Servent, asegura que las acciones de la primera semana de la Presidencia de Arévalo y Karin Herrera van enfocadas a la integración de los diferentes sectores sociales, religiosos, políticos y económicos al macroplan de Gobierno que ellos han desarrollado y desean ejecutar.
Se trata de reconstruir el concepto de nación, “que fue marginado en las últimas administraciones de gobiernos previos”, según Servent. “Buscan crear esos espacios de diálogo, negociación, necesidades, visión de país y puntos claves a trabajar inmediatamente”, puntualizó.
Asimismo, el politólogo independiente Douglas González enfatiza que luego de la intentona final de “golpe de Estado”, el presidente Arévalo tuvo poco tiempo para emprender sus primeras acciones.
En su lectura resalta el hecho de que el presidente asistió al tradicional Te Deum en Catedral Metropolitana, pero se abstuvo de asistir a alguna de las “mega iglesias” que jugaron un papel político en la pasada elección.
Además, que la presentación de Arévalo como comandante general del Ejército tiene un símbolo muy poderoso para la democracia y para la consolidación del Ejército de Guatemala como institución subordinada al poder civil. “La presencia del presidente en la ceremonia maya de Kaminal Juyú es ya una tradición y símbolo de reconocimiento al igual que con las religiones cristianas, de la espiritualidad del pueblo maya”, comenta.
También acompañar a los pueblos indígenas, que junto a los 48 Cantones liberaron las gestas ciudadanas frente al MP, tuvo un alto contenido político.
“Por un lado, reconoció la valía que las movilizaciones indígenas tuvieron en la consolidación de la transición de mando frente a la amenaza del golpe; y, por otro lado, sellaron el compromiso del nuevo Gobierno con las poblaciones mayoritarias y más abandonadas del país”, opina González.
Posiciones claves
Para Renzo Rosal, analista político independiente, se están dando las señales de un Ejecutivo y de un gobierno que está “al pie del cañón” desde un inicio.
Y que eso se demuestra con haber derogado el acuerdo gubernativo que brindaba seguridad a los exministros del anterior gobierno, y hasta haber quitado las barreras metálicas frente al Palacio Nacional y de la Casa Presidencial.
Una segunda acción, explicó, es demostrar que es un presidente que “está presente” y empezará a manejar una agenda estratégica también con la reunión con AmCham, “lo cual indica con bastante claridad la relación no solo en términos de seguridad, sino de agenda económica-comercial con Estados Unidos, y como tal será muy fundamental para un elemento clave”.
A su juicio, hay dos puntos clave: la solicitud de la reunión que se hizo con la fiscal general Consuelo Porras, y “aunque probablemente la fiscal no asista al citatorio, pero habría que verlo, ya que era algo que se esperaba que le pidiera la renuncia, lo cual ya es un hecho público, pero lo que se plantea es que le rinda un informe al presidente de cuatro temas que han sido de lanza y que el MP ha manejado con exceso de discrecionalidad y de una forma totalmente mal intencionada”.
“Me parece que es un ‘¿quiero hablar con usted, pero sobre estos temas?’. A mí me parece que es muy estratégico y muy inteligente”, añade Rosal.
Lo otro que consideró importante y estratégico fue la participación del presidente con el Ejército, en un acto donde se le rinde la atención correspondiente en su calidad de comandante general del Ejército, en la Plaza de la Constitución.
“Lo estratégico tiene que ver con la solicitud del informe de la fiscal, que es la parte clave”, afirma Rosal.
¿Qué pudo haber dicho?
El semiólogo Carlos Velásquez apunta que hay tres aspectos en términos semióticos que el gobernante realizó en sus primeros días de trabajo, y que pudo haber dicho:
- Lo que hizo en el ritual con las autoridades ancestrales pudo significar un mensaje por parte de Arévalo de: “Los comprendo, estoy con ustedes, pero en el plano simbólico”.
- En lo que hizo con el Ejército pudo haber dicho: “Tengo el respaldo de la fuerza”.
- Y en lo que hizo con AmCham, pudo decir: “Vamos a buscar alternativas, sin necesidad de ser radicales”.
Esto significaría que hay tres brazos, según Velásquez, el social, el militar y el económico, por lo que es congruente con lo que ofreció en campaña, consideró el especialista. “El numero uno es el reconocimiento, valoración y cercanía con las autoridades ancestrales indígenas, que marca cómo desarrollará su política social. El numero dos es el acto símbolo de fuerza con el Ejército en la Plaza de la Constitución, demostrándole disciplina y apoyo, y el tercero es la reunión con AmCham, que es dentro de todos los elementos empresariales una vertiente no tan orgánica, y un poco distante de otros grupos”, precisa.
A su juicio, los mensajes pudieron ir dirigidos en un inicio al ciudadano, “pero los mensajes fueron más dirigidos para los conocedores que para la población en general”.
Para la población en general, la apertura hacia la prensa es que la está marcando y las personas al fin están viendo lo que se está haciendo, con una percepción de transparencia “y respondiendo a las expectativas”.
Lo que se podría percibir en términos generales, concluyó Velásquez, es que puede ser temporal a un principio de esa apertura total y de esa transparencia que la población lo recibe muy bien, “como la esperanza del cambio”.
Relación diplomática con EE. UU
A los consultados también se les preguntó sobre un perfil del nuevo embajador de Guatemala en Washington D.C. en una administración del presidente Arévalo, pues de momento no se conoce de manera oficial algún posible relevo.
El perfil del embajador de Guatemala en Estados Unidos debe ser el de alguien con una amplia visión, noción y conocimiento de las relaciones internacionales y geoestratégicas, “un personaje intachable, sin compromisos sectoriales específicos, que tenga carrera diplomática y compromiso con la propuesta del plan de Gobierno de Semilla” en relación a la política exterior e internacional, apunta el internacionalista Servent.
González agrega que el próximo embajador guatemalteco debe ser un diplomático de carrera al más alto nivel. Un funcionario bien empapado de las dinámicas políticas en Washington y con un reconocimiento bipartidario ante los actores clave de Washington en un año electoral para ese país.
Finalmente, Rosal opina que es fundamental la designación de un embajador, que está en paralelo con la llegada de Tobin John Bradley, quien tomó juramento el pasado 18 de enero como embajador de EE. UU. en Guatemala.
En ese sentido, remarca que está claro que esa nación va a respaldar la nueva administración, ya que se contará con el apoyo en todos aquellos asuntos que se consideran sustantivos, que arranca con el acompañamiento con la agenda de seguridad, de inteligencia civil, combate al crimen organizado y abordaje a la corrupción, que son temas que a Estados Unidos particularmente “le toca cuidar” en esta administración.
El analista anticipa que se tendría un embajador de EE. UU. “muy presente, muy cercano, muy metido e incidente”.
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